Hoy Logroño despertó envuelto en un mando de niebla denso y frío. Y como casi siempre la niebla solo se queda sobre el valle, cogí los trastos de pintar y conduje mi coche unos pocos kilómetros hacia la montaña y enseguida pude encontrarme con un día precioso, limpio y soleado, perfecto para pasar un buen rato pintando.