Viejo puente de arenisca y sudor,
sobre el vado del río pusieron tus piedras,
para siempre ya en su lecho.
Sobre ti las vidas vienen y van,
bajos tus sillares la corriente arrastran palabras antiguas,
y entre tus arcos fluyen las almas perdidas.
Y yo, perdido entre las dos orillas,
me refugio en tus oscuras sombras,
con la esperanza que el tiempo no me atrape,
con la esperanza de dormirme en tus pilares.
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