miércoles, 1 de enero de 2014

Tras la tormenta

 
  Acaba de caer una pequeña tormenta sobre Logroño, y lo primero que inunda mis sentidos es el olor penetrante a tierra mojada, a hierba húmeda y a un tenue vapor que emana el río.
  Aquí y allá abundan los charcos que reflejan como un espejo todo lo que en su camino se cruza, y atrapando  las pocas hojas que aun quedan del otoño.
   Las nubes gruesas parecen alejarse, y algunos rayos de sol tiñen de amarillo los gastados sillares del casco viejo.
  Y al pasar junto al puente de piedra, me llama la atención las farolas de hierro, el como sus siluetas culebrean sobre el asfalto mojado. Que pena, hoy no llevo material de pintura encima, así que no me queda otra que hacer una foto con el móvil. Luego en casa, me marco este boceto rápido.
 

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