miércoles, 23 de octubre de 2013

Antoñana

   Entre montañas, el monte Hornillo y el San Cristobal te cobijan.
   Y tu, amurallada y tibia bajo el sol de otoño,
miras al Izki indolente, disputándole su belleza.
   Quien se resiste al pasar junto a tu vera, a admirar tu silueta acorazada, quien no ha soñado ser morador entre tus piedras.
   Antoñana, una y mil veces te contemplaré , y  llevaré en mi mente, tu gallarda silueta.

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